
tardé en suponer que los miedos se irían por su cuenta
que no tendría que echarlos por la puerta
amablemente, diciéndoles "por favor", "¿sería tan amable?", "me agradaría que"
de esta forma no lo tomarían como una falta de cortesía
pero sencillamente les diría que tuve un día largo,
que preferiría verlos en otro momento,
para charlar tranquilos con un café, quizás,
la tranquilidad es buena anfitriona y, como tal, sabe que a determinada hora es hora de quedarse sola en su casa, sin invitados, para lavar, ordenar y estar lista para, al día siguiente, recibir nuevos amigos.
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